Protección Solar

La protección solar es uno de los pilares más importantes del cuidado de la piel, tanto en verano como durante todo el año. La exposición prolongada a los rayos ultravioleta (UV) del sol puede provocar envejecimiento prematuro, manchas oscuras, quemaduras e incluso aumentar el riesgo de enfermedades cutáneas.

Existen dos tipos principales de radiación UV que afectan la piel: UVA y UVB. Los rayos UVA penetran profundamente y están asociados con el envejecimiento prematuro, mientras que los UVB son responsables de las quemaduras solares. Ambos pueden dañar el ADN celular si no se protege adecuadamente la piel.

El uso diario de un protector solar con un factor de protección solar (FPS) adecuado es fundamental para mantener la piel sana y prevenir daños a largo plazo. Se recomienda aplicarlo al menos 15-30 minutos antes de la exposición solar y reaplicarlo cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar.

Además del protector solar, otras medidas como el uso de sombreros, gafas de sol y ropa ligera de manga larga pueden ofrecer una protección adicional. Incluso en días nublados, hasta el 80% de los rayos UV pueden atravesar las nubes, por lo que no debe descuidarse la protección.

Proteger la piel del sol no solo es una cuestión estética, sino una inversión en salud a largo plazo.